12.23.2009

Noche del 22 de diciembre (09)

Un viaje ¿bajo el mar?

Quizás esto no ha sido un sueño.
Quizás he aspirado una ráfaga de lo que podría ocurrir en un futuro próximo, hablando alrededor del año 2.400 o incluso antes. Quizás algo así no llegará a ocurrir jamás, pero ¿quién sabe? Quizás he tenido una especie de premonición.
Habíamos llegado al punto indicado. El océano Atlántico se expandía elegantemente a nuestro alrededor, como un espejo, plácido. El barco era pequeño, y habríamos unos treinta o cuarenta pasajeros en la superficie.
El traje de buzo me quedaba ajustado, era realmente molesto no poder moverme con total libertad con el tejido pegado a la piel. Deseaba poder llegar lo más pronto posible, pero sabía que el camino iba a ser largo. Y hermoso.
El capitán nos dio las órdenes que debíamos seguir y nos indicó que fuéramos tirándonos al agua. Por parejas, los pasajeros entre risas se dejaban caer hacia atrás cayendo sobre el agua fría. Me acerqué a la barandilla con las aletas en una mano y la escalé hasta pasar al otro extremo, fuera del barco. Suspiré y miré a mi acompañante. Fruncí el cejo con recelo. Ese chico me sonaba de algo pero no sabía de qué. Él a su vez me miró y sonrió con total naturalidad, como si me conociera de toda la vida. Mientras mi mente vagaba intentando recordar quién era él me tiró de un brazo y ambos caímos al mar. Tragué agua por culpa del susto y mientras intentaba respirar con normalidad él se lo pasaba de miedo. "Menudo capu**o" pensé.
Momentos después el capitán estaba junto a nosotros gritándonos que nos preparáramos para comenzar a bucear hacia el fondo submarino. Me coloqué las aletas, las gafas y aspiré oxígeno de la bombona que llevaba a la espalda y me zambullí junto al resto del grupo.
El mundo había cambiado totalmente. Todo se volvió de color azul verdoso, algunos rayos de luz iluminaban corales multicolor y peces diminutos de colores vivos. Un pulpo violeta permanecía moviendo ligeramente sus tentáculos sobre una roca observando cómo un cangrejo intentaba colarse entre unas piedras.
Pasó casi una hora hasta que el capitán se volvió hacia nosotros haciéndonos señas hacia abajo. Cuando miramos vimos una cúpula gris de dimensiones enormes, a su lado una ballena parecería una tortuga. Nos dirigimos hacia la entrada, en su conjunto tenía forma de iglú gigante. El capitán abrió las compuertas y de pronto volvimos a la gravedad. El agua había desaparecido, y nos habíamos caído de golpe al suelo. Aturdida por el cambio, observé lo que parecía la recepción de un hotel lujoso. Intenté levantarme cuando noté que algo bastante pesado me lo impedía. Me quité las gafas de bucear y me froté los ojos. El chico que me tiró del barco era el culpable. De nuevo riéndose, se levantó y me ofreció una mano para ayudarme, la acepté.
- Ha sido impresionante, ¿verdad?
- ... Sí, sí que lo ha sido. ¿Me conoces de algo? - al oír esto me miró fijamente unos segundos y después hizo una mueca como si se hubiera tragado una carcajada.
- Pero qué mala memoria tienes, ¿no? Increíble, ¡si hablamos prácticamente todos los días!
Sentí que un calor rojizo subía a mis mejillas mientras miraba sus ojos azules. ¿Acaso sufría de amnesia temporal?
- ¿Pero qué diantres haces tú aquí?
- Lo mismo que tú.
Sonrió y se acercó al grupo que ya caminaban por un pasillo hacia unas puertas blancas de unos dos metros de altura. Lo seguí aun algo confusa y cuando se abrieron las puertas me quedé con la boca abierta literalmente, y no fui la única.
¿Habíamos vuelto a la tierra?
La arena era blanca y suave, sin una piedra desperdigada, quizás alguna concha o caracola. Había tumbonas hacia la derecha, y un monte de rocas al fondo, donde seguramente habría algunas cuevas. A la izquierda, un hotel blanco, realmente precioso, con enormes terrazas, de unas cuarenta plantas. La gente comenzó a desabrocharse los trajes de buzo y en bikini y bañador respectivamente corrieron hacia el mar. El mar. ¿No se suponía que estábamos bajo el mar? El sol brillaba en lo alto y aquel mar estaba en calma. Dejé mi traje a un lado y me adentré en la playa. La arena era cálida y suave bajo los pies, y el agua estaba templada, casi caliente. Volví a mirar al cielo. Algunas pequeñas nubes a lo lejos, pero estaba completamente despejado y no encontraba nada que fuera anormal.
- Menuda tecnología, ¿no?
A mi lado el chico de ojos azules asintió.

2 comentarios:

  1. Y el chico de ojos azules se manifiesta... bonito sueño, ahora por mi cabeza ronda la manera que nos conocimos en ese futuro proximo (400años proximo?¿) si es como fue en el presente, seria una maravilla. Espero volverte a ver y en vez de ver un concert... darlo, eso si molaria. Un concert en un monte y para pastores y sus ovejas,jajaja.
    Que sepas que me encanta haberte conocido, muchos dias anhelo que te conectes para que me cuentes tus sueños o me hagas preguntas... preguntas,xD. Espero que esto dure mucho... hasta el 2400 tal vez?¿

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